Vulkan vive

Vulkan vive, de Nick Kyme, 26ª novela de la saga La Herejía de Horus: Leido .

[Sinopsis en la web del Grupo Planeta]

Después de la masacre de Isstvan V, los supervivientes de la legión de los Salamanders buscan sin éxito a su primarca caído sin saber que, aunque desearía estar muerto, Vulkan aún vive… y se pudre en una celda para diversión de su cruel carcelero, su hermano Konrad Curze. Mientras sufre las numerosas e infernales torturas diseñadas para quebrar su cuerpo y espíritu, Vulkan es testigo de hasta dónde puede llegar la depravación del Night Haunter y descubre algo que podría cambiar el curso de la guerra.

Los Salamanders en general y su primarca, Vulkan, son de esos capítulos de marines que nunca destacan especialmente aunque han estado ahí desde tiempos inmemoriales. De hecho, sus rasgos destacados son bien conocidos, desde el uso extensivo de lanzallamas y armas de plasma, a su llamativa piel oscura, pasando por la resistencia de su primarca desaparecido.

Sin embargo esta novela no va de Salamanders... o no solo de ellos.

En realidad Vulkan vive son dos medias novelas que en todo momento esperamos que terminen de relacionarse, pero en realidad se podrían haber publicado perfectamente por separado. Una de las múltiples decepciones que tendremos con este libro.

Por un lado tenemos lo que promete el título, una historia sobre Vulkan. En realidad se centra mas en descubrir rasgos de la personalidad y la historia de Vulkan a través de las torturas a las que le somete su hermano intentando matarle. Sus inseguridades, su humanidad, y algunos hechos relevantes de los Salamanders como su visión de la masacre de la zona de aterrizaje.

La otra mitad, quizás mas amena, son las vivencias de un grupo de supervivientes de esa masacre: Salamanders, Iron Hands y Raven Guards. Su punto de vista, su desesperación, su esperanza, y su lucha contra los traidores. Como no podía ser de otro modo: Word Beares.

Mas personajes, mas historia, y un gancho para cruzarse con Vulkan que nunca se lleva a cabo... o al menos no en esta novela. Lo que termina dejando esa sensación de incompletitud.