martes, 6 de diciembre de 2011

[fanfic] Descenso (V)


Última parte de este pequeño fanfic sobre los Recios en el SWtOR.

Entregas anteriores:
Descenso
Descenso II
Descenso III

.oOo.

- Planeta Kentares VII.
- Caida libre a 1000 metros sobre el centro de control operativo Sith de la zona. Una fortaleza natural protegida por enormes accidentes geográficos en medio del mar.

Caer desde 5000 metros es algo que impresiona sin duda, pero ver como se acerca el suelo es lo que realmente asusta. Y el hecho de ser ciego no evita que sienta como la tierra esta cada vez mas cerca.
Si a esto le añades el hecho de tener que maniobrar entre un cañon plagado de defensas, y los diversos puentes, cables y tuberias que unen ambos lados del cañon, la cosa se complica enormemente.
Y todo en practicamente menos de un minuto. Aunque cuando lo estas viviendo en directo es como una vida.

900 metros.

Una vez que comenzamos a movernos entre los riscos y nos adentramos en el cañón comienza la parte verdaderamente peligrosa.
Un descenso deportivo exigiría por nuestra parte activar ahora las mochilas gravitatorias para frenar la caida y poder maniobrar tranquilamente. Pero no podemos permitirnos ese lujo. Un descenso controlado a estas alturas nos convertiría en blancos de practica para sus defensas de tierra.
No, en lugar de eso maniobramos a velocidad terminal esperando al ultimo momento para activar las mochilas.

750 metros.

Los auspex de los soldados a toda potencia y todos nuestros sentidos puestos en sentir la Fuerza nos ayudan a esquivar los peligros no tan evidentes, como cables que cruzan de un lado a otro y que podrían partir a la mitad a cualquiera de nosotros si no tenemos cuidado.

580 metros.

Termino de ponerme en cabeza junto a Silfith y el resto de Caballeros. Juntos tratamos de eliminar esos peligros que no son tan facilmente evitables, pero sobretodo nos preparamos para lo que nos espera unos metros mas abajo.
Cuando las paredes del cañón comienzan a ser agobiantes empieza la lluvia de artillería blaster.
Noto como detrás de mi comienzan a acelerarse los corazones de los soldados. Sin posibilidad de maniobrar entre las paredes del cañón, obligados a frenar para no estrellarse contra el suelo, reducen su velocidad de descenso facilitando a las tropas de tierra el acertarlos. Solo pueden confiar en sus escudos, sus armaduras y la falta de puntería de los Imperiales.
Y en nosotros, claro.

360 metros.

Los Jedi no reducimos.
No activamos las mochilas.
Simplemente seguimos descenciendo.
Un muro de sables de luz que protege a nuestros compañeros de la lluvia de fuego blaster.

200 metros

Los sanadores y los adeptos de combate activan los repulsores.
En el fondo de mi cabeza siento como Naia se aleja -en realidad el que se aleja soy yo-. No puede ocultar su preocupación.
Solo la primera linea de la Orden sigue adelante.

100 metros.

El sensor de seguridad se ha vuelto loco por la proximidad del suelo. Lo apago.
Nuestros soldados comienzan a darnos fuego de apoyo con sus armas de mas largo alcance. Una medida mas disuasoria que efectiva debido a la distancia.
Desde aquí puedo sentir el olor de los escudos personales de energía Imperiales activándose.

50 metros.

A mi señal activamos las mochilas.
Rapidamente los sensores detectan la velocidad actual y la altura y arrancan a maxima potencia los repulsores.

25 metros.

La velocidad continua siendo excesiva. El suelo está peligrosamente cerca.
Me doy cuenta de que los disparos que estoy desviando con el sable de luz son de armas cortas.

10 metros.

Siento en mi espalda el calor de las toberas repulsoras trabajando por encima de sus capacidades.
Utilizo el cierre de seguridad para soltarla e inmediatamente sale disparada hacia el cielo.
Recurro a la Fuerza para terminar de dirigir mi caida hacia el grupo de Imperiales.
Caigo sobre un androide pesado que destrozo con mi sable doble. Le atravieso con el impulso remanente y ruedo sobre mi espalda para terminar de amortiguar el golpe.

Me pongo en pie de un salto dispuesto a defenderme. Mis sentidos me permiten hacerme un mapa rápido de la situación.
Retrocedo instintivamente un par de pasos para aprovechar la cercanía de otro Jedi y cubrirnos mutuamente.

Poco a poco mas Caballeros Jedi se unen al circulo defensivo, una formación que poco a poco vamos ampliando.

Finalmente escucho un grito amplificado artificialmente por un casco de los soldados de la Republica. Los hombres del Sargento ya han aterrizado.

Me uno a la replica y cargo contra los Imperiales.
- “Recios, ¡al turrón!

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